¿Sabías que tenemos tres cerebros?

 Sí, tres: el intestinal, el corazón y el craneal.

El primero registra las experiencias de manera visceral, el corazón valora esas experiencias y el craneal las hace conscientes. Los tres están conectados por el nervio vago y el sistema inmunológico (a quienes alguno consideran un cuarto cerebro).

El cerebro craneal tiene 100 billones de neuronas y se encarga de capacidades como aprender, recordar, tomar decisiones, motricidad, regular hormonas y órganos, y un largo etc. Aquí se reciben todos los estímulos percibidos, nos permite procesar esa información y hacerla consciente. Este es el cerebro que más conocemos y con el que más lidiamos día a día. Tradicionalmente hemos solido pensar que éste rige todas nuestras decisiones y nuestras conductas, pero este nuevo paradigma de los tres cerebros nos abre un poco la posibilidad de entender la complejidad del ser humano y también a darle sentido a cosas de las que no siempre somos conscientes o que quizás no siempre entendemos como racionales.

Tenemos, por otro lado, al cerebro intestinal o entérico, que está formado por 100 millones de neuronas, las que podemos sentir cuando tenemos “mariposas” o “un nudo” en el estómago, evidencia de que influye en nuestro estado de ánimo y en nuestro ritmo de sueño, por ejemplo. Aquí se crea entre el 70 y 80% de nuestro sistema inmunológico, que nos protege de posibles enfermedades (virus, bacterias), nos ayuda a hacer la digestión/absorción de nutrientes. Además, es aquí donde se inicia la producción de algunos neurotransmisores como la serotonina y oxcitocina, neurotransmisores que están directamente relacionados al bienestar y a la conexión con el resto. Este cerebro nos da la inteligencia intuitiva.

El cerebro corazón tiene más de 40mil neuronas y el campo electromagnético más fuerte de todo el cuerpo (5mil veces más fuerte que el del cerebro craneal), lo que indica que este cerebro puede captar información que está a nuestro alrededor a manera de sensaciones. ¿Nunca te ha pasado, por ejemplo, sentir que la presencia de una persona te transmite “algo raro” o “mala vibra”?, estas ondas son captadas por el corazón. Este cerebro es determinante en procesos de aprendizaje, percepción, memoria y conocimientos, ya que la experiencia emocional que se asocia con estos procesos determina su potencia. ¿Qué quiere decir esto? Por ejemplo, cuando uno tiene un profesor o profesora que le cae mal se hace más difícil aprender en su clase. ¿Por qué? Porque mi experiencia de aprendizaje –donde necesito mi atención, concentración y memoria- está teñida de aversión o rechazo. Por el contrario, si estoy en un contexto de aprendizaje placentero y motivador, es probable que esas capacidades se desarrollen mejor. Además, el corazón procesa toda la información emocional que experimentamos y la manda al cerebro craneal para ser observada de manera consciente, aunque esto no siempre se da.

Cuando estos cerebros no están alineados es posible que experimentemos alteraciones o enfermedades de diferentes tipos (emocionales, mentales, fisiológicas) ya que no hay coherencia entre las diferentes cosas que se registran en cada uno de ellos. Por ejemplo, que yo esté teniendo miedo o me sienta preocupado (registrado por el corazón), pero me quiero convencer de que todo está bien (craneal), se genera una disonancia entre ambos cerebros y puede que no responda de manera adecuada o asertiva a las situaciones que se me presentan. Sin embargo, cuando los tres cerebros están sintonizados podemos gozar de buena salud, mejor conexión con nosotros mismos (en mente y cuerpo) y con los demás, ya que vamos a tener una lectura realista y ajustada a nuestra propia realidad de lo que está pasando, de cómo me siento con eso y qué es lo que quiero hacer realmente en esta situación.

Para trabajar en la coherencia entre los tres cerebros podemos hacer cosas como: meditar, conectarnos con la naturaleza, escuchar música, estar al servicio de los demás, evitar los juicios de valor (sobre mí mismo y los demás), conectarnos con nuestras emociones, cuidar nuestra alimentación, hacer deporte, entre otras actividades.


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Joaquín


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